lunes, 19 de julio de 2010

* Muerte de mi escepticismo*

Resplandecen las hojas bajo este día de lluvia
-que bien podría ser un invierno completo-
sin embargo, de mi, no he visto ni a mi sombra.
Mucho menos veré resplandecer mi infancia,
que debe estar chapoteando feliz en la posa de otra lluvia.

¿Quién se tiene a ciencia cierta?

La locura avanza feroz,
y este bus no tiene ventana con vista a lo que he sido,
quizás sí a lo que espero y también a lo que me niego ser...

He sentenciado:"¡Nada de nostalgias!"
y aquí estoy: recibiendo lo que he escupido al cielo.

Ahora,
la pregunta que gira en el aire no es difusa,
grita incesante y me interroga punzante:
"¿Se puede con la tristeza y el fracaso tras los ojos?,
¿con la violencia terrible bajo la piel, se puede?,
¿o con la urgencia de mis ansias ignoradas?..."

Siempre he tendido un poco al dramatismo,
a ser "la preguntona empedernida",
Siempre he tendido un poco a la melancolía,
un poco a la nostalgia,
siempre accedo rápido a las rabias,
y por más que me he resuelto no ser débil, lo soy,
por más que no quiero darme, me doy,
por más que la vida me ha enseñando
a no tener esperanzas, porfiada, las tengo.


Pero no es casualidad ni dios,
son compañeras y compañeros:
de dolor
compañeras de nostalgias
de fuerzas
también de rabias
compañeras y compañeros en mi tendencia a ser porfiada...
Me señalan un mundo de experiencias acumuladas.
Responden firmes que sí se puede,
porque el fracaso es aprendizaje,
la violencia bajo la piel no es sólo mía,
que mis ansias son también sus ansias,
y conquistarlas es trabajo, trabajo constante.

3 comentarios:

  1. Buen poema para un funeral necesario, pues la poesía también significa lucha, y se inscribe en ella.

    Saludos.

    "El hegemónico"

    ResponderEliminar
  2. Yo hegemonicé antes tu poesía para que pudieras ser hegemónico

    jajajaja

    una ironía de la ironía

    ResponderEliminar
  3. "Atrapada como una cigarra por los niños"

    ResponderEliminar